viernes, 8 de febrero de 2013

FLORES EN LOPORZANO



La variedad de las vegetación suele estar relacionada con el clima de la zona lo cual determina a su vez la aparición  o conservación de determinadas especies de animales.

Es una zona con doble influencia, tanto mediterránea como continental, enmarcada por relieves  muy accidentados que junto con ríos y barrancos han dado lugar a distintos sistemas.

En la zona seca existen matorrales y árboles y algunos bosques de pinos, enebros, etc. Además de las masas forestales existen plantas y flores que crecen entre las rocas y en las zonas cerca de la sierra.

Algunas zonas de quejigales han sido afectadas por acciones del hombre y han proliferado zonas de pinos del propio royo de la zona o de repoblaciones de pino alóctono, el laricio de Austria.

En los años 50 la repoblación respondía a exigencias de la industria de la madera y a protección de la vida de los embalses ante los sedimentos de erosiones. Existe una amplia zona de repoblación de pino royo y laricios entre Vadiello y Santa Eulalia la Mayor tras la destrucción de quejigales y carrascales. En umbrías superiores existen pinos silvestres con arbustos densos de boj, acebo, madreselva, etc. En el vértice de Guara hay bosquetes de pino negro que colonizan gleras y cantiles.

Existen zonas no extensas de hayas y abetos.

En las zonas al sur y en terrenos no dominados por cultivos de secano existen carrascales como en el saso de Loporzano con especies como el boj, la rubia, el aligustre, etc. Hay matorrales de romero, tomillo y aliaga.

En San Julián de Banzo  existen coscojares, sabinares y enebrales. En las orillas del pantano de Vadiello, tamarices, aneas, carrizos, etc.



 


En el municipio de Loporzano y debido a su gran extensión, hay una gran variedad floral, en algunos casos de inusitada belleza, ya no sólo en la sierra y sus zonas próximas, sino en espacios más sureños de menor cota. Para disfrutarlas, simplemente basta el pausado andar por los antiguos caminos, sendas y vericuetos, apercibiéndonos de su variedad tanto en especies como en cromatismo.

Capítulo aparte merece ser mencionado el interés y esmero de las mujeres de nuestros pueblos, por la variación de jardincillos de diverso tamaño junto a sus casas y por supuesto la variedad de maceteros con que adornan portadas, balconadas y ventanales.    






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