No
soy Becquer. Ni puedo recitarle a las golondrinas que charlan sin parar desde
los balcones de sus nidos, colgados sobre arcos y paredes del claustro del
Viñedo, pero si puedo darles las gracias por llenarlo todo de vida…con sus
charradas desde muy temprano en la mañana, con su vuelo magistral y controlado,
lleno de reflejos y desteyos, que transcurre aquí con toda naturalidad a la
altura del mirar, con su incansable instinto paterno y maternal (nada más y
nada menos que 5 de los 8 nidos, van por la segunda nidada, y estamos hablando
de 4 pollos por nido de media, ahí es ná… “” como para haber mosquitos…””) y
por volver cada año a este su lugar, aquí, donde nacieron y crecieron, su
verdadero hogar, pues aunque digan que vienen de África, yo creo que no es
verdad….yo pienso que en realidad van a África, de vacaciones, después de
criar….
Un
millón de gracias por dejaros mirar…
Testo y vídeo de Rebeca Rodrigo.
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