VOTO A LA VIRGEN DEL CARMEN
Este
año fui al Viñedo a celebrar el día de la Virgen del Carmen con los
vecinos de Sasa del Abadiado, tradición
que siguen manteniendo al estar muy arraigada desde hace muchos años.
Cuentan que en estos momentos no son tantos los que
van al Viñedo, puesto que son menos los vecinos del pueblo, pero en tiempos
pasados cuando el pueblo rebosaba de gente, entre mayores y niños, eran muchos
los que iban a celebrar esta festividad.
Como
en otras celebraciones, es cambiado este día al fin de semana siguiente al 16
de Julio, habiendo también alterado la hora de la celebración eucarística. En
estos momentos la misa se hace a las siete de la tarde y no como antes que se
hacía a las siete de la mañana.
¿Por
que acuden este día?
No
se sabe en qué fecha comenzó a hacerse el voto de asistencia. Lo que sí es
cierto es que ya se realizaba mucho antes de la guerra Civil de 1.936 y que se
siguió practicando al término de la misma. Los más mayores me dicen que nunca se ha dejado de practicar, ni tan siquiera en
esos difíciles momentos y que ahora, por desgracia, son pocos los vecinos de
Sasa y menos los devotos de esta tradición.
Años
atrás era celebrado el día de la Virgen
del Carmen con mucha devoción, pues se
le tenía un gran cariño a dicho día al ser un voto que se había hecho en
relación con una enfermedad que solo atacaba a los niños de corta edad. Se dice
que hace muchos lustros murieron bastantes niños de una enfermedad extraña y como no tenían la solución para
curarlos, decidieron ir andando hasta el santuario de la Virgen del Viñedo y en
él pidieron y prometieron que si los niños de Sasa dejaban de morir de esa
enfermedad extraña, ellos irían todos los años el día de la Virgen del Carmen a
oír misa al Viñedo. Así fue como comenzó la tradición, siendo costumbre todos
los años el levantarse bien temprano para estar a las siete de la mañana a
participar de la misa. El motivo de hacerse a tan temprana hora, viene dado por
cuanto en esos días de mediados de julio, los hombres tenían mucha faena en el
campo, puesto que la cosecha cerealista ya se había recogido y había que
trillar, etc. para que al terminar los actos pudieran seguir con sus faenas,
que eran muchas en esas fechas.
Cuando
se terminaba de oír la misa el ermitaño les ofrecía en la puerta de la iglesia
una porción de chocolate y un trozo de torta bendecida, con lo que regresaban a
Sasa más contentos. Lo mismo hacían las mujeres y no digamos los niños, puesto
que como queda dicho, el voto se hizo por ellos. En todas las casas del pueblo
se profesaba una gran fe a este día y
por eso en la que había un niño, era llevado por su familia al Viñedo, sin
importar la edad que tuviera. Así fue como
en casa Rasal, en 1.971, llevaron a su hijo de corta edad, siendo
posiblemente el último bebé que haya asistido a
la misa de la Virgen del Carmen.
Actualmente
el chocolate lo hace Isabel, que por cierto hay que darle las gracias por lo
bien que lo hace. Se toma en los salones
adjuntos a la ermita del Viñedo y el trayecto se hace cómodamente en coche. Así
que hay que animarse para que la tradición no se pierda, pues el esfuerzo no es
tanto y la recompensa de compartir un rato con vecinos y amigos merece la pena
mantenerla este día y no olvidar que es un pequeña fracción de la interesante historia
de nuestros antepasados.
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