El
pasado año trabajé con gran entusiasmo y dedicación en la preparación de un
belén en la ermita del Viñedo, el cual se lo había prometido a la señora
Consuelo.
Un
día hablando con ella me comentó con tristeza, que hoy día la gente de los
lugares no tenían tiempo ni tanta devoción, para asistir a la eucaristía que se celebra dos domingos de cada mes en la
ermita del Viñedo y por ese motivo la iglesia cada día está más vacía. En esos
momentos yo le dije que no se preocupara, porque si la Cofradía me lo permitía,
le iba a hacer un belén dentro de la iglesia para que cuando estuviera
terminado, pudiera ser visto por todos los que desearan acercarse a la ermita
del Viñedo, y así la iglesia la vería llena ese día.
Ella
acogió con gran entusiasmo la idea. El sitio lo merece y las fechas eran propicias.
Así fue como me puse manos a la obra preparando la jornada navideña para todos
los cofrades y amigos que quisieron acercarse ese día.
Su
elaboración costó muchas horas, pero al final quedó muy bonito según los
comentarios escuchados. Tuve que pedir la colaboración de José y César y también
Mª Carmen colaboró con muchas piezas de las que se componía el belén, ya que al
ser el primer año, no teníamos suficientes para llevarlo a cabo.
Mi
objetivo era reunir por unas horas a los cofrades y demás amigos en la ermita y
pasar juntos una tarde agradable. Por eso preparé un programa que resultó muy del
agrado de todos. No podemos olvidar dar las gracias por ese
exquisito chocolate con torta que pudimos degustar al finalizar los villancicos, preparado por nuestras amigas Isabel Fortuño y Gloria Sesé.
Al terminar los actos nos despedimos muy satisfechos comentando que, ya que se había comenzado a hacer esta bonita jornada, no se tenía que perder en años sucesivos, prometiendo por mi parte que seguiría haciendo el belén siempre que me lo permitieran.
exquisito chocolate con torta que pudimos degustar al finalizar los villancicos, preparado por nuestras amigas Isabel Fortuño y Gloria Sesé.
Al terminar los actos nos despedimos muy satisfechos comentando que, ya que se había comenzado a hacer esta bonita jornada, no se tenía que perder en años sucesivos, prometiendo por mi parte que seguiría haciendo el belén siempre que me lo permitieran.
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