lunes, 29 de abril de 2013

LOS ERMITAÑOS EN LA ERMITA DEL VIÑEDO


LOS ULTIMOS ERMITAÑOS DEL VIÑEDO

Los ermitaños tenían la obligación de permanecer al cuidado de la ermita, manteniéndola limpia y bien cuidada en todos los aspectos. Vivían de la caridad de los vecinos de la zona y salían a recorrer tres veces al año, todos los lugares del Abadiado con ocasión de la recolección de las cosechas de trigo y/o cebada, uva y olivas. En cada época era entregada por los vecinos una pequeña cantidad de las respectivas cosechas para el sustento del ermitaño y su familia.



En la fiesta de cada pueblo, el ermitaño pasaba a pedir la limosna por las diferentes casas y cuando entraba en una, decía: ¡¡Limosna para la Virgen del Viñedo!! Ponían la bandeja en una mesa y se apartaban con mucha humildad detrás de las personas de la casa. Cuando la limosna de todos era depositada, la recogía dando las gracias y se marchaba a visitar las otras casas del pueblo.



Antes de la Guerra Civil de 1.936, fue ermitaño D. Francisco Lafuente, natural de Abiego y después también D. Víctor Sesé Alfaro, quien vivió en la ermita con su esposa y sus tres hijos. Más tarde fue D. Salvador Bonafonte, quien permaneció en el cargo durante seis años, sucediéndole D. Pablo Sesé Inglada, esposo de Dª. Consuelo Miranda, que en estos momentos sigue regentando el cargo de ermitaña de la Virgen del Viñedo. Consuelo y su marido Pablo se trasladaron a vivir y hacerse cargo de la ermita, en el año 1.953 aun cuando no disponían de luz eléctrica ni de agua corriente.



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