En
todos los pueblos del municipio de Loporzano se celebran cada año dos fiestas
patronales: la mayor y la menor. En Sasa del Abadiado la fiesta mayor está
dedicada en honor a Santa Quiteria y se celebraba invariablemente el día 22 de
Mayo hasta la década de 1.940, puesto que había mucha más gente en los pueblos
y se podían repartir las faenas de preparar las fiestas entre más vecinos. En
la actualidad -y como ocurre en muchas otras localidades-, es celebrada el fin
de semana más cercano al mencionado día 22, para así facilitar la asistencia de
todos los vecinos y amigos.
Me
cuentan que las fiestas han cambiado mucho, pues cuando el pueblo estaba en su
apogeo y con más vecinos, llegaban a estar tres días de fiesta y jolgorio sin
parar. Eran otros tiempos. Las mujeres se esmeraban en el arreglo de la
iglesia, adornándola con plantas que cultivaban ellas mismas e incluso las iban
a buscar al campo, pretendiendo con ello que el templo quedase -y quedaba- hermoso y elegante. Iban al horno
del pueblo a preparar tortas, bizcochos y otras exquisiteces que junto a las
buenas comidas, hacían las delicias de toda la familia e invitados.
Antes
de la cena se hacía un pasacalles con los pocos músicos que en ese tiempo había
y después de cenar empezaba el baile de salón. Ya de madrugada se hacía otro
pasacalles recorriendo las distintas bodegas, hasta la hora del almuerzo, en
que eran degustados los esperados y exquisitos huevos fritos. Así estaban dos
días y el tercero, que era el día mayor, se celebraba la misa cantada, se salía
en procesión portando los mozos la peana de la Virgen al hombro y al finalizar
se repartía torta bendecida.
Despué los músicos recorrían el pueblo rondando, primero en la casa del alcalde para seguidamente pasar por las de las mozas.
En
Sasa estuvo muchos años yendo a tocar la orquesta “Lepanto “ con seis
buenos componentes. En esos momentos era de lo mejor que había por estos
pueblos y estos músicos estaban tan acostumbrados a alegrar las fiestas de
Sasa, que eran como unos más del pueblo. Igual hacían pasacalles, que bailes de
salón y no digamos lo bien que lo pasaban, rondando a las mozas y recorriendo
las bodegas cantando. Era un sinfín de música, risas y raticos felices, pero de
eso hace muchos días que pasó, tantos como 25 años.
En
estos momentos la fiesta es más corta y con menos música. Solo es una noche con
cena y baile, y al día siguiente se celebra la misa y cuando termina… “Al uso
de Sasa, cada uno a comer a su casa”.
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