domingo, 30 de junio de 2013

HISTORIA DE NTRA. SEÑORA DEL VIÑEDO

Ermita de la Virgen del  Viñedo en el año 1930. Fotografia de Daniel Cabrero.

Mucho se ha escrito sobre este lugar y respecto a la historia de la Virgen del Viñedo, pero siempre encuentras algo que te sorprende, como agradablemente lo fue para mi, al disponer de lo publicado en su día por D. Gregorio García Ciprés, por medio de  Dª. Antonina Zamora Miranda y su hija Mª. Carmen Santolaria. Fue ella la que me proporcionó los datos publicados, pues mirando los bellos recuerdos que su madre guardaba relacionados con la Virgen del Viñedo, encontró  estos escritos. Dª. Antonina tenía un gran cariño y se sentía muy identificada con todo lo relacionado sobre la Virgen del Viñedo y su entorno, debido a la gran devoción que sentía. Nacida en  Arbaniés, pero desde que contrajo matrimonio con Santiago Santolaria, fue una más de Sipán y como buena devota de costumbres y  tradiciones siempre que podía subía a visitar a la Virgen del Viñedo. Sipán es uno de los doce pueblos que tienen voto y Dª. Antonina  no dejó de cumplir la promesa que hacía tantos años se practicaba, es decir, subir andando desde Sipán al Viñedo. Cuando ya se hizo mayor, no por eso dejó de acudir, subiendo de una u otra manera para asistir a la misa y procesión. Gracias Antonina por tu empeño en guardar todos esos recuerdos que a nosotros nos sirven para que no podamos olvidar como fue la romería a la ermita de la Virgen del Viñedo.


1º de Mayo 1954. Dª. Antonina con sus vecinos de Sipán, en la fuente y lavadero de Castilsabás, parando a beber agua fresca, cuando subían andando como marcaba la tradición, fotografía de Mª Carmen Santolaria.

Este santuario del Viñedo sirvió de refugio á la comunidad de religiosas capuchinas de Huesca, cuando por temor á la invasión francesa en 1809 durante el segundo sitio de Zaragoza, tuvieron que abandonar su convento, previo acuerdo del señor obispo con la entonces abadesa la M. Gregoria Otal, determinándose que fueran a residir temporalmente al santuario de Nuestra Señora de la Peña, de Aníes. La noche  del 4 de Febrero de 1809 hubo aviso de estar en Almudébar una división de 6000 franceses al mando del mariscal Mortier, y temiéndose en Huesca vinieran á ocuparla, salió esta comunidad acompañada del Dr. D. Francisco Ara, canónigo penitenciario de la Catedral y confesor ordinario de dichas religiosas, varón eminente y de setenta años de edad. Arrostrando toda clase de peligros, se encaminaron a Yéqueda, donde fueron recibidas en la casa de los señores de López, donde comieron y resolvieron ir á Lierta, pues entonces supieron que los franceses se dirigían hacia Jaca. En Lierta, los hermanos de Sor Micaela López recibieron con mucho gozo a esta comunidad, y el párroco les cedió la mayor parte del palacio que habitaba entonces, pudiendo permanecer allí unos días, cumpliendo con la regla y teniendo el rezo en el coro de dicha iglesia parroquial: continuaron allí hasta que llegó la excelentísima señora marquesa y entonces, reconociendo los inconvenientes de poderse establecer en Nuestra Señora de la Peña de Aniés, 
 
Ermita Nuestra Señora de la Peña de Aniés.
Las treinta y cinco monjas que formaban esta comunidad, pareció más  oportuno  el santuario del Viñedo, y obtenidos los correspondientes permisos, se trató de este traslado, y el 5 de Marzo se pusieron en camino. Las enfermas en carruajes y las demás andando. Las primeras llegaron en la misma noche del día 5 al Viñedo y las segundas pararon en Apiés en casa de los señores de Santafé a comer llegando a pernoctar en San Julián, disponiendo de alojamiento en casa de los señores de Banzo. A la mañana del día 6 de Marzo se encaminaron al Viñedo, y luego que llegaron fueron tan favorecidas de los pueblos de la comarca, que no les faltó nada. Las que estaban enfermas se agravaron en su enfermedad, hasta el punto que la  Madre Manuela Vlay entregó su alma al Señor el día 15 del mismo mes. En el libro de difuntos de la parroquia de Castilsabás, que empieza en 1703, folio 90, se lee la partida de defunción de esta religiosa. Dice así: “Refugiados en la ermita de Nuestra Señora del Viñedo. En el día quince de Marzo de mil ochocientos y nueve murió la Madre Manuela Vlay, Religiosa Capuchina de Coro del convento de Huesca a los setenta y ocho años de edad, de enfermedad de debilidad habitual: recibió los Santos Sacramentos de Penitencia, Comunión y Extremaunción, fue enterrada en el centro de la iglesia de Nuestra Señora del Viñedo el  día diez y siete del mismo mes y para que conste lo firmo en dicho día, mes y año ut supra. F. Ramón González, Regente.” Pocos días después fallecía también Sor María Lorenza Carilla Coste. En el citado libro de difuntos de Castilsabás se encuentra también su partida de defunción que dice así: “En el día diez de Abril del año mil ochocientos y nueve  murió Sor María Lorenza Carilla, Religiosa Capuchina de obediencia del convento de Huesca, a los setenta y nueve años de edad, de afecto de pecho. Recibió los Santos Sacramentos de la Penitencia, Comunión y Extremaunción: fue enterrada en la misma iglesia de Nuestra Señora del Viñedo, al costado de la anterior, y por ser así lo firmo en dicho día, mes y año ut supra. Fr. Ramón González.”

Comunidad de religiosas capuchinas de Huesca.
En este santuario del Viñedo permaneció dicha comunidad hasta el 6 de Mayo de 1809, que con permiso superior, regresaba a su convento de Huesca.

Es de notar que en el mes de Junio del mismo año y en los días 8 y 18 sostuvo D. Felipe Perena dos combates en aquellos campos sin que los franceses lograran arrancarle de sus posiciones  de Santa Eulalia. Antes al contrario, fue él quien los hizo retroceder hasta Huesca, y en su retirada entraron en esta ermita, y no pudiendo llevarse la corona de la Virgen, que era de plata, por tenerla clavada, le cortaron la cabeza a la imagen y así se la llevaron. Restablecida la paz, se colocó la cabeza que hoy tiene y que por esa razón desentona del resto de la imagen, lo cual se nota mejor al quitarle los mantos que la piedad de los fieles le han regalado.

En el inventario de las alhajas que tenía el año 1715 esta ermita, consta de dos coronas de plata para la Virgen y en la actualidad sólo tiene una, pues la otra es la que le sustrajeron los franceses.

El actual templo se remonta al año 1712, pues necesitando el anterior una total reparación, se determinó ampliar, pudiendo asegurarse que no quedó nada del primitivo, pues hasta la hoy capilla del Pilar, que era la mayor, sufrió total transformación. La imagen de la Virgen del Viñedo se trasladó al altar que hoy ocupa que es el mayor, en un bonito retablo barroco de muy buen dorado. La imagen es de talla en madera del siglo XI. Está sentada, teniendo al Niño Jesús sentado en el lado izquierdo en actitud de bendición al pueblo.

Hubo en este santuario cofradía de número, bajo la misma advocación, compuesta de diez sacerdotes y veintitrés seglares, los cuales atendían al culto y conservación de dicho santuario.
En el crucero, al lado de la Epístola, hay un retablo de madera con un lienzo grande, en el que está pintada la Santísima Virgen del Rosario socorriendo á las almas del Purgatorio. Este retablo era el de la cofradía  que en 1704 había fundado en este santuario el Ilmo. Sr. D. Pedro Gregorio Antillón, obispo de Huesca, en unión del abad de Montearagón, D. José Panzano, y de D. Juan Miguel Estarués, canónigo de Huesca, titulada de las Benditas Almas del Purgatorio. La formaban doce eclesiásticos, que se congregaban el día 16 de  cada mes en dicho santuario.
El día 16 de febrero se levanto la losa que cubría a estas religiosas, y sin descubrir mas que un palmo de profundidad, se volvió a colocar un poco mas honda con el fin de cubrirla con el nuevo pavimento:estuvieron presentes a este acto los párrocos de Santa Eulalia, Sasa del Abadiado, Castilsabás, Barluenga, Sipán, Bandalies y Loporzano, así como varios seglares.

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